Durante nuestro viaje por América en camioneta, una de las paradas más inesperadas fue un hospital para tortugas.
Sí, tal cual: un hospital con quirófano, sala de rayos X, tomógrafo y veterinarios especializados.


El lugar existe, se llama Georgia Sea Turtle Center, y está en Jekyll Island, dentro del condado de Brunswick, en la costa del estado de Georgia, Estados Unidos.
Un reencuentro familiar que nos llevó hasta ahí
Nunca imaginamos llegar a ese rincón del mapa. Todo comenzó con un mensaje en Facebook, un primo que hacía más de 25 años no veía —Javier Gamboa— nos escribió al enterarse de que pasaríamos cerca de su casa.

“¡Tienen que venir a visitarnos!”, insistió.
Y así fue como llegamos a Brunswick, en plena zona conocida como las Golden Isles of Georgia, o Islas Doradas de Georgia.
Javier es incluso más viajero que yo. Se casó en Costa Rica con Katie Higgins, una bióloga marina estadounidense que había vivido en España y Australia antes de establecerse en Georgia.
Hoy ella es nada menos que la directora del Centro de Tortugas Marinas de Georgia.
Ahí cierra el círculo de esta historia: un reencuentro familiar, una charla de sobremesa y una visita a un hospital donde las tortugas se curan para volver al mar.
Por qué existe un hospital para tortugas
Hay muchos centros de rehabilitación de fauna marina en el mundo, pero pocos tan completos como este.

El Georgia Sea Turtle Center es uno de los pocos hospitales del planeta dedicados exclusivamente a la recuperación de tortugas marinas y de agua dulce.
Su existencia tiene sentido si se conoce la historia del lugar: la autopista interestatal I-95, que une las grandes ciudades de la costa este, atraviesa una zona que durante siglos fue hábitat natural y área de reproducción de varias especies de tortugas.
Las carreteras trajeron desarrollo, pero también accidentes. Muchas tortugas son atropelladas o atacadas por perros domésticos al cruzar los jardines de las nuevas mansiones que ocupan lo que antes eran humedales y playas naturales.

Cómo se sostiene el Centro de Tortugas Marinas de Georgia
Aunque recibe algo de apoyo estatal —por la responsabilidad ambiental de las rutas— el hospital se mantiene gracias a donaciones, voluntariado, aportes de ONG y el turismo educativo.
La entrada es voluntaria, y quienes visitan el lugar pueden colaborar comprando recuerdos o participando en las visitas guiadas, que cuestan alrededor de 5 dólares por persona.
Además, el centro funciona como espacio de formación para estudiantes de biología marina de distintos países que realizan pasantías o voluntariados.

Cómo es la visita al hospital
El recorrido comienza por la tienda de souvenirs y un salón interactivo gratuito, donde se puede aprender sobre la vida de las tortugas marinas, sus desafíos naturales y los peligros que enfrentan por acción humana.
Desde una ventana se observa al equipo de biólogos trabajando, y quienes pagan la entrada especial pueden ingresar al área de internación.

Allí, en grandes tanques con agua salada, descansan las tortugas en recuperación. Cada una tiene una ficha con nombre, diagnóstico y tratamiento, visible al público.

Las lesiones más comunes son fracturas por choques, mutilaciones por hélices o mordidas de tiburón, y heridas por redes de pesca o perros.
Una de las iniciativas más lindas del centro es el programa de adopción simbólica: quien desee colaborar puede apadrinar una tortuga con un pequeño débito mensual y recibir una notificación cuando el animal se recupera y es devuelto al mar.

Detrás de escena: el trabajo de los biólogos
Por un costo adicional, el visitante puede acceder a una visita guiada “detrás de escena”.
Allí se conoce el corazón del hospital: la sala de cirugía, el laboratorio, el área de rayos X y la cocina, donde preparan dietas especiales para cada paciente según su especie y tratamiento.
Es una experiencia educativa y muy inspiradora, sobre todo para quienes viajan con niños o aman la naturaleza.

Agradecimientos y reflexiones finales
Agradezco a mi primo Javier por recibirnos después de tantos años y a Katie Higgins por la visita guiada y la calidez.
Si pasan por Brunswick o Jekyll Island, vale la pena visitar este lugar y dejar una donación.

Además de aprender, estarán ayudando a que estos animales sigan poblando las costas del planeta.
Gracias a ellos entendí algo: los viajes no solo nos llevan lejos, también nos acercan a historias que valen la pena contar.
Un video y algunas fotos adicionales
Si precisan alojamiento en Jeikyll Island pueden consultar en Booking pero, aunque la zona lo amerite, requiere de mayor presupuesto con precios desde los u$s 120 la noche de una habitación.
Una opción recomendada es buscar dónde dormir en Brunswick como nosotros, es cerca y pueden encontrar excelente oferta desde los u$s 65 la noche.

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1 Comentario
Muy interesante el comentario, es gratificante el conocer gente que ame los animalitos indefensos al punto de instalar un hospital tan completo como el que muestras. ME ENCANTÓ LA NOTA. FELICITACIONES !!!!!!