En menos de dos meses, tuve que viajar tres veces de Villa María a San Juan por trabajo.
Son 1.500 km por trayecto, la mayoría de ruta doble mano, con pueblos que ralentizan la marcha y largos tramos desérticos donde el único tráfico son los animales sueltos.
Foto relato de un viaje agotador
Buscando una alternativa a mi ruta habitual, decidí ya en la provincia de San Luis y sobre la marcha, desviarme en La Toma hacia Quines, pero la historia comenzaba así.
Salí tarde de casa y el tráfico pesado por la temporada de vacaciones alargó el viaje más de lo previsto.
La idea era dormir en el motorhome sin tener que entrar a la ciudad de San Luis, donde no me gusta la idea de pernoctar por ser una ciudad grande con estaciones de servicio con muchos ruidos y movimiento de cambiones, autos, motos, etc.
La Ruta 158 de Villa María hasta salir de Río Cuarto me llevó el doble de lo normal, se conduce mejor saliendo de la ruta vía Villa Dolores e ir en dirección de Achiras.
Normalmente el camino que hago, olvidé mencionar, es el de este mapa acá abajo, se los dejo para que vean diferentes rutas, tiempos y opciones, aunque la que tomé en el último viaje, no está entre las opciones recomendadas, por ser un poco más larga y lenta, pero valió la pena.
La ruta de Río Cuarto hasta Achiras está en muy buen estado y a medida que Río Cuarto queda atrás mejora el paisaje, luego hay que tomar hacia San Luis (tampoco hay más opciones)
Al pasar la frontera provincial y el control provincial hay una rotonda, ahí uno debe tomar a la izquierda hacia San Luis capital por la ruta 10 que pasa por El Volcán, es muy linda ruta. En caso de seguir derecho con rumbo norte por la Ruta 1, se llega a Merlo.
Esta vez me paré en la rotonda para hacer foto a la Iglesia, no sé el nombre, pero estaba linda la luz ya del atardecer.
Se hizo de noche rápido, se veía una tormenta y nos quedamos en el puesto policial a esperar a que pase, había alerta meteorológica y en esa zona las tormentas con granizo son muy comunes. Por suerte solo algo de viejo y unas pocas gotas.
Así fue como nos agarró la noche y, al saber que no íbamos a poder avanzar más allá de San Luis ciudad y, para evitarlo como expliqué antes, cuando llegamos a La Toma nos desviamos con rumbo a Quines.
No tenía idea de cómo sería el camino, solo confié en el GPS, que marcaba apenas 35 km más.
Sabía que en Quines había una YPF tranquila con espacio para dormir. Lo que no sabía es que estaba a punto de descubrir un paisaje que me haría replantear mis rutas futuras.
La Ruta 2 de San Luis, de La Toma a Quines, resultó estar en excelente estado, con poco tráfico y muchas curvas. Era de noche, pero la luna llena iluminaba lo suficiente para adivinar las siluetas de las sierras, inesperadas en esta parte del mapa. En cada curva, nuevos contornos aparecían como si el paisaje se estuviera revelando de a poco.
Pasamos varios carteles que indicaban accesos a balnearios y campings. Mentalmente, anoté volver de día para explorarlos. Pero en ese momento, mi único objetivo era llegar a Quines y descansar.
Marce, mi copiloto, iba tomando fotos mientras avanzábamos. En la localidad de San Martín, nos desviamos sin darnos cuenta y terminamos en la plaza del pueblo.
La capilla iluminada me llamó la atención. Decidimos estirar las piernas y aprovechamos para comprar unos sándwiches de miga en una panadería que, milagrosamente, seguía abierta.
Eran las 11 de la noche y no había un alma en la calle.
El lugar nos pareció ideal para pasar la noche. La tranquilidad del pueblo y la promesa de descubrir al día siguiente el paisaje que solo intuíamos en la oscuridad hicieron que quedarnos fuera una gran decisión.
Y así fue. Amanecimos rodeados de un entorno serrano increíble. Sabía que tenía que volver con más tiempo para recorrer los balnearios y campings que la noche anterior solo habían sido letreros en el camino.
Desayunamos en Quines y retomamos la Ruta 20 rumbo a San Juan. La temperatura marcaba 39 grados y la ruta desértica estaba vacía.
Para el regreso, decidí tomar la opción más larga: Quines y Altas Cumbres, la misma que había hecho en mi viaje anterior con Toto como copiloto.
Pensé que sería una buena elección por el paisaje de Traslasierra, pero olvidé un detalle clave: era temporada alta. El tránsito fue un calvario.
Aun así, el descubrimiento de la Ruta 2 entre La Toma y Quines hizo que todo valiera la pena. ¿Conocían este camino? Si no, los invito a recorrerlo.
Nos vemos en la ruta, con nuevas aventuras por compartir.