Villa María, una ciudad que no para de crecer en el centro de la provincia de Córdoba, Argentina, se ubica cercana a varios puntos de interés para los amantes de la ornitología y la fotografía de aves.
Inmersa en un entorno rural productivo, esta región no se destaca por sus atractivos turísticos convencionales, no posee sierras ni lagos, pero la variedad de especies de aves en el departamento General San Martín, la convierte en un destino muy interesante para aquellos que buscan una conexión más profunda con la naturaleza.
Fotógrafos de naturaleza locales han desempeñado un papel crucial en la revelación de este spot para el turismo de aves en desarrollo.
Hasta la fecha, han documentado en imágenes más de 220 especies de aves, una fracción impresionante si tenemos en cuenta a las 1000 que se pueden encontrar en toda Argentina.
Los cielos de Villa María albergan desde majestuosas aves rapaces como el Milano Blanco hasta coloridos Colibríes, Flamencos y aves migratorias, proporcionando a los observadores de aves una experiencia rica en diferentes puntos de la ciudad y muy cerca de la misma.
Recientemente, la ciudad recibió la visita de dos distinguidos fotógrafos de aves: Tomás Thibaud y Andrés Candia.
Thibaud, cuyas contribuciones han sido destacadas en la prestigiosa Revista National Geographic, y Candia, conocido por su habilidad para capturar la esencia y el comportamiento de las aves con su técnica y equipos como un embajador de la marca Sony.
Ambos quedaron maravillados por la abundancia de especies sin la necesidad de tener que alejarse mucho de la ciudad.
La expedición fotográfica incluyó la visita a la zona de Arroyo Las Mojarras y una laguna formada por una contención del arroyo utilizada como reservorio de agua para campos privados dedicados a la agricultura y ganadería.
Esta área se ha convertido en un refugio y oasis para las aves y la vida silvestre, especialmente en tiempos de sequía. La importancia de este ecosistema, a menudo pasado por alto, resalta la necesidad de conciencia ambiental y conservación.
El recorrido continuó hacia el Monte conocido como Mojarras II, donde se ha registrado el fenómeno más al sur de América de nidificación del Urutaú (Nyctibius griseus).
Los locales que me acompañaron en la salida para guiar a nuestros visitantes también participaron en el registro y documentación que ya se convirtió en un hito ornitológico, fue tan importante que fue publicado, en colaboración con la Ing. Ana Guzmán de la Universidad Nacional de Villa María, en la revista científica “Nuestra Aves” de la fundación Aves Argentinas.
Este logro no solo destaca la biodiversidad única de Villa María, sino que también subraya la importancia de la investigación y conservación impulsada por la comunidad local.
Vuelvo a destacar que, a pesar de ser una región que carece de atractivos turísticos convencionales y de una atención gubernamental proactiva hacia el turismo de aves, los fotógrafos locales son los verdaderos guardianes de este tesoro natural.
La ciudad cuenta con muy buena infraestructura turística en materia de hotelería y gastronomía, pero Villa María depende de la pasión y esfuerzos de los apasionados amantes de las aves y la conservación de vecinos organizados de forma privada, para preservar y dar a conocer la riqueza de su patrimonio natural.
Con su rica biodiversidad, hospitalidad y la pasión de su comunidad por la conservación, Villa María se presenta como un punto de encuentro para los amantes de las aves y la naturaleza, incluso en ausencia de un respaldo oficial.
Este rincón tranquilo de la provincia, con playas y un limpio rio para disfrutar en el verano, está lleno de aves y espera ser descubierto y apreciado por aquellos que buscan una experiencia auténtica y enriquecedora en el mundo de la fotografía de aves.
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