En el artículo anterior les conté que, durante nuestro viaje en familia al Decamerón Salinitas de playa Los Cóbanos, El Salvador, terminé registrando una interesante variedad de aves sin que el viaje estuviera pensado específicamente para la observación.
Tal como les había adelantado, esta es la segunda de tres entregas dedicadas a las fotos de aves tomadas durante esa estadía, todas con la cámara Nikon P950.
En esta oportunidad, el foco está puesto en las aves playeras migratorias, protagonistas absolutas de la costa del Pacífico salvadoreño.
La zona de Los Cóbanos ofrece un escenario ideal para observar aves sin grandes desplazamientos, pueden ver las fotos de passeriformes + 1 melanerpes aquí antes de pasar a la garzas y aves acuáticas del manglar.
Las mareas, las playas rocosas y los sectores de arena húmeda concentran alimento y convierten la costa en un punto de descanso clave para muchas especies.
Aunque no realicé salidas especializadas ni conté con guías locales, la simple observación atenta durante los distintos momentos del día permitió registrar varias especies de Charadriiformes, un grupo tan fascinante como complejo de identificar.
La lista completa de las aves que observé, o que al menos pude identificar en este viaje se encuentra publicada en la plataforma eBird en un post que he creado dentro del hotel Decameron.
Quienes disfrutan de la observación de aves saben que las aves playeras suelen ser un verdadero desafío.
Muchas especies se parecen entre sí a simple vista, y detalles como el plumaje estacional, el largo del pico o el color de las patas pueden marcar la diferencia, como los dedos palmados de estos chorlitos.
Por ese motivo, además de las fotografías, estuve revisando guías especializadas y apoyándome en el material que grabé en video.
De hecho, próximamente voy a publicar un video completo con todas las especies registradas, lo que incluso podría sumar alguna identificación nueva gracias a movimientos o comportamientos que en una foto pasan desapercibidos y cuando más personas puedan ver las imágenes y aportar conocimiento local.
Uno de los registros que más me llamó la atención en El Salvador fue el Pitotoy Solitario (Tringa solitaria), una especie que conozco bien por observarla habitualmente en primavera verano de mi ciudad.
Se presentó aquí con un plumaje diferente (no reproductivo) al que suelo ver en Argentina.
No es un detalle menor: se trata de un ave migratoria, que recorre una enorme distancia desde Alaska hasta el norte de la región patagónica argentina.
El Salvador funciona como una parada intermedia clave dentro de esta gran ruta migratoria, algo que le da un valor especial a cada observación.
La costa pacífica salvadoreña demuestra, una vez más, la importancia de estos ambientes para la conservación de las aves migratorias.
Muchas de las especies que descansan y se alimentan aquí continúan luego su viaje hacia el sur del continente, utilizando humedales, estuarios y playas como escalas indispensables.
Poder observarlas en plena ruta migratorio, incluso durante unas vacaciones familiares, fue una experiencia enriquecedora.
Esta publicación se complementa con las fotografías que siguen, siempre acompañadas por el nombre científico, para facilitar la identificación independientemente del nombre común que reciba cada especie en distintos países.
En la tercera y última entrega de esta serie nos vamos a meter de lleno en el manglar, con especial atención en las aves acuáticas y diferentes especies de garzas abundantes en la zona del hotel.
Como siempre, estas notas no buscan ser una guía técnica, sino compartir una experiencia personal y mostrar todo lo que puede aparecer cuando uno se toma el tiempo de mirar con atención.
El Salvador me sorprendió, me encantaría volver.
